sábado, 21 de noviembre de 2009

martes, 17 de noviembre de 2009

Más de un millar de arrantzales de la localidad vizcaína navegan por el mundo
11.10.09 -
Bermeanos en los siete mares
El sector de bajura está hundido, el número de embarcaciones que atraca en Bermeo no llega a la treintena. / F. GÓMEZ
Hubo un tiempo en que era posible cruzar de un muelle a otro del puerto de Bermeo saltando de barco en barco. Corrían las décadas de los cincuenta y sesenta y en la dársena de la villa marinera había casi medio millar de buques. La pesca era el principal motor económico del municipio. Hoy en día, el panorama ha cambiado radicalmente. El sector de bajura está hundido y el número de embarcaciones que atraca en la dársena vizcaína no llega a la treintena. Estas empresas dan trabajo a unos 250 hombres de entre una población de 17.000 habitantes.
Sin embargo, la localidad vizcaína, al igual que sucede con Lekeitio, Ondarroa o Getaria, exporta arrantzales a todos los rincones del planeta. Aunque según las armadoras, «cada vez es más complicado encontrar gente dispuesta a ir a la mar» -se trabaja de sol a sol, la mayor parte del tiempo están lejos de los seres queridos y no se gana tanto como algunos piensan-, buena parte de los patrones, capitanes y jefes de máquinas de los atuneros y mercantes frigoríficos que navegan por el Atlántico, Índico y Pacífico proceden de la localidad vizcaína. Se calcula que hay más de un millar. Llevan el salitre en las venas. Sólo el sector atunero da empleo a unos 300 bermeanos, muchos de ellos procedentes de la bajura, tras la crisis que sufrió ésta hace unas décadas.
«Pasaron de dormir en el catre, sin poder darse una ducha en los 20 días que dura una marea, a descansar en el camarote individual que ofrecen los barcos modernos», asegura Jon Ander Zabaleta, director de la Escuela Náutica de la villa marinera. Este trasvase de profesionales de una flota a la otra exigió a los navegantes mejorar su formación para hacer frente a nuevos retos. Buena parte de los actuales capitanes y jefes de máquina de Bermeo compartieron aulas en la Escuela Técnica Superior de Náutica y Máquinas Navales de Portugalete.
En la actualidad, en la Escuela Náutica de Bermeo hay 61 alumnos, aunque durante el año por sus aulas pasan unas 600 personas para realizar cursos formativos. «El problema es que muchos de estos jóvenes se hacen con el título con la idea de trabajar en tierra, sobre todo en barcos de pasaje. En los próximos años escasearán los profesionales para cubrir los puestos de muchos maquinistas u otros oficiales», augura Zabaleta.
Con balsas y redes
Los primeros atuneros que se construyeron en Bermeo, allá por el año 1964, fueron el 'Alacrán', patroneado por Plácido Etxebarria, y el 'Albóniga', dirigido por Laucario Goldaras. «Estos dos patrones sufrieron mucho durante sus primeras campañas. Sabían que entre Senegal, Freetown y Costa de Marfil existían zonas ricas de pesca, pero aunque tenían gran experiencia en bajura y contaban con tripulaciones competentes, carecían de algo fundamental: información sobre el medio marítimo concreto de África y una organización específica de la manera de pescar atún allí», detalla la profesora de la facultad de Periodismo de la UPV, Miren Gabantxo, que hace algún tiempo publicó uno de los escasos estudios que existen hasta el momento sobre la actividad que se desarrolla en este tipo de buques.
La adaptación al medio por parte de los primeros patrones-pescadores que se lanzaron al Océano Índico les obligó a observar el comportamiento del pescado en su ruta migratoria y compartir los datos «en secreto y mediante claves con los de su misma empresa», añade Gabantxo, que compartió cubierta durante un mes con estos pioneros. Finalmente, se introdujo un modelo de pesca que se denomina 'con objeto' y que consiste en la fabricación de unas balsas de maderos y redes, de dos por dos metros de medida, que se dejan a la deriva y se controlan desde el barco por radio-balizas. «Aún se desconocen las razones por las que el pescado se arrima a ellos. En el Pacífico, hay que ir a buscarlos de noche cerrada y, sin embargo, en el Índico y el Atlántico el pescado también se puede retirar del objeto a la luz del día. Misterios de la naturaleza», explica un capitán de Bermeo que ha faenado en tres de los principales océanos del mundo.
Javier Ugalde no ha trabajado nunca en atuneros, pero se conoce al dedillo casi todos los mares del mundo y a los piratas que navegan por sus aguas. Ha trabajado durante más de treinta años en barcos mercantes que los piratas mantenían en todo momento en su punto de mira. El Estrecho de Malaca ha sido una pesadilla en su dilatada carrera de maquinista. «Nunca lo cruzábamos de noche. Esperábamos en la entrada a que se hiciera de día y navegábamos con las mangueras de agua en marcha con una presión de siete kilos, como las de los bomberos», recuerda. Además, «antes de abandonar puerto, un grupo de submarinistas comprobaba si teníamos alguna bomba pegada en el fondo del casco», recuerda.

El pionero Plácido Etxebarria

EL EMPRENDEDOR BERMEANO PLÁCIDO ETXEBARRIA, "ALAKRANA", FUE UN PIONERO EN LA PESCA DE TÚNIDOS TROPICALES. PATRONEÓ EL "ALACRÁN", UNO DE LOS PRIMEROS ATUNEROS EN FAENAR EN AGUAS AFRICANAS.

Ramón Basaldua

- Lunes, 12 de Octubre de 2009 - Actualizado a las 08:07h.

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EL buque bermeano Alakrana, secuestrado por piratas somalíes el pasado 2 de octubre, recibió ese nombre en memoria de Plácido Etxebarria, conocido popularmente en Bermeo con el sobrenombre deAlakrana. Este bermeano de familia arrantzale fue uno de los grandes precursores del sector atunero congelador. Era el abuelo de Kepa Etxebarria, máximo responsable de la empresa bermeana Etxebastar Fleet, titular del buque Alakrana, quien se halla en la capital de Kenia, Nairobi, negociando con los secuestradores somalíes para tratar de lograr la liberación del atunero secuestrado. El seudónimo de Alakranaobedece al carácter jocoso de Plácido Etxebarria. "Era tan chinchante como entrañable. Recuerdo un día en el que entró en la taberna de Takon, en Gaztelu, y se encontró con un grupo de veteranos arrantzales jugando a las cartas. Ni corto ni perezoso cogió una cebolla y la lanzó al platillo de los tantos. Todos los tantos volaron por los aires para desesperación de quienes jugaban la partida" dice un bermeano que conocía a Alakrana.

Corría el año 1964 cuando Etxebarria propició una nueva era en el sector pesquero vasco. Un grupo de intrépidos bermeanos cambió la tradicional pesca de bajura en el Golfo de Bizkaia por la pesca de atún tropical en aguas del la costa occidental africana. Anchoas, merluzas, besugos y bonitos dejaron paso a los grandes cimarrones del océano. Años antes, pequeños buques bermeanos participaron en pesquerías de atún por el empleo de cañas y cebo vivo en aguas de Senegal y Sierra Leona.

Plácido Etxebarria supo valorar las enormes perspectivas que ofrecían los caladeros africanos e inició la apuesta por construir una embarcación que pudiera pescar atún mediante el empleo de la red de cerco, el mismo sistema utilizado en el Cantábrico para la captura de especies pelágicas como la anchoa, sardina, chicharro etc. Etxebarria siempre se sintió atraído por la riqueza de los caladeros meridionales y antes de emprender la aventura de los atuneros su buque, el Nuevo Campolibre, completó campañas de pesca en la costa noroccidental de Africa.

En 1964, intrépidos bermeanos cambiaron la pesca de bajura del Golfo de Bizkaia por el atún tropical en África

No resultó fácil reunir el capital necesario para la construcción de los dos primeros atuneros congeladores de la historia. Se trataba de una actividad pesquera novedosa y por lo tanto desconocida, en zonas muy alejadas de Bermeo. No obstante, Plácido Etxebarria, su hermano Juan y otro grupo de emprendedores bermeanos construyeron los atunerosAlacrán y Alboniga. Se trataba de pequeñas embarcaciones de 160 Toneladas de Registro Bruto que poco o nada tienen que ver con los grandes buques atuneros congeladores de más de 110 metros de eslora que faenan en la actualidad en diversas zonas del globo. Pero, se trataba de buques notablemente mayores que los barcos de bajura de Bermeo de la época construidos en madera.

En 1964 partieron hacia la costa occidental africana los dos primeros atuneros patroneados por Plácido Etxebarria y Laucario Goldaraz. Los primeros años fueron realmente duros por la falta de infraestructuras en tierra y las penosas condiciones de trabajo en el trópico. No obstante, las notables capturas obtenidas evidenciaron que el proyecto tenía mucho futuro. Paulatinamente se construyeron nuevas embarcaciones y comenzaron a fundarse las primeras empresas del sector. Etxebarria fundó la compañía Etxebastar en 1969. Tras el Alacrán y el Alboniga llegarían otros pesqueros históricos en el sector atunero. Buques como el Gure Campolibre, Gaztelugatxe, Juan de Akurio, Txirriñe, Txori, Bermeotarrak, Itxas Gane, Alcaudon y muchos más forman parte de la rica historia de la villa de Bermeo.

Poco o nada queda de aquellos pequeños barcos tripulados por intrépidos arrantzales procedentes de la pesca de bajura. Durante los últimos años se ha producido un desarrollo espectacular de la flota vasca de atuneros congeladores. No tanto en el número de barcos, que se mantiene estable durante bastantes años, sino en la dotación tecnológica y tonelaje de los pesqueros. Tras comenzar pescando en la costa occidental africana, en la actualidad buques atuneros bermeanos faenan en los océanos Índico y Pacífico.

El Alakrana es uno de los ejemplos de la profunda renovación emprendida en los últimos diez años por los armadores de la flota atunero-congeladora bajo el auspicio del Departamento de Agricultura y Pesca del Gobierno vasco. Construido en Astilleros de Murueta en el 2005, fue inaugurado en enero del 2006. El Alakrana supuso una inversión de 30 millones de euros y está equipado con la última tecnología de detección de pescado y sistemas de refrigeración y conservación del atún. Este buque bermeano cuenta con un novedoso sistema de ultracongelado de pescado capaz de almacenar 120 toneladas de atún a 55 grados bajo cero. Así Etxebastar pretende entrar en el mercado japonés del shashimi. Sin olvidar que Japón es el principal consumidor de pescado del mundo. Con este sistema de ultracongelación a bordo, el Alakrana necesita una tripulación más numerosa que el resto de los buques atunero-congeladores. Por eso cuenta con 36 hombres a bordo en tanto que la mayoría de atuneros no alcanza la treintena de marinos en la tripulación. Etxebastar cuenta con una planta en Mauricio en la que se trabaja para revalorizar productos procedentes del atún.

Cuando Etxebarria Alakrana emprendió su aventura africana a la pesca de túnidos tropicales poco podía esperar que 45 años más tarde, el enemigo de los atuneros congeladores serían los piratas con base en el cuerno de África. Esta es la triste realidad que acongoja a los familiares de los cientos de arrantzales vascos que se ganan la vida lejos de sus familias en tres océanos del mundo.